La tarea no es tan sencilla como suponemos
Cuando escribimos una novela o relato debemos tener muchas consideraciones a la hora de emplear la raya o guion largo en los diálogos:
Caso 1
Se usa al principio del diálogo para indicar el parlamento de cada personaje. Se coloca en párrafo aparte, tras una sangría, y no se deja espacio entre este signo y la palabra siguiente. No se pone raya al final.
—Dime cuándo puedes enviarme las fotos.
—No sé, tengo que editar las más significativas.
Caso 2
Existen casos en los que son independientes. El primero indica el parlamento del personaje y luego de un espacio, usamos una segunda raya para separar el comentario del narrador. Como la línea del diálogo termina con el comentario, el punto aparece al final de este.
—Dime cuándo vienes —preguntó Juan.
Caso 3
Pero si el narrador interrumpe el parlamento para hacer una acotación y luego proseguir, el punto aparecerá al final de la raya:
—No lo sé, tengo que consultarlo —contestó ella—. Te llamaré cuando lo sepa.
Caso 4
Debe escribirse después de la raya cualquier signo que haya sido interrumpido por el narrador. En este caso, no debemos considerar el cierre de un signo de exclamación o interrogación como punto final, es decir, debemos repetirlo:
—¿Qué tienes que decirme? —preguntó Juan—. Me gustaría que conversáramos ahora.
—Si tú no vienes ahora —le contestó—, tendré que ir yo.
—¡Vas a venir! —exclamó ella—. ¿A qué hora llegarías?
Caso 5
Si el inciso comienza con un verbo de habla (decir, exclamar, gritar, contestar…), este inciso comenzará con minúscula.
—Tengo que pensarlo —dijo su madre riéndose—. ¿Te has portado bien?
—Claro que sí —respondió Juan—, siempre me porto bien.
Caso 6
Si el inciso aclaratorio no comienza con un verbo de habla, entonces debemos usar mayúscula y el punto de la frase del diálogo se colocará donde le corresponde, es decir al final de la frase:
—Claro que voy a hacerte un pastel. —Su madre se giró y entró en la cocina—. ¿Lo prefieres de chocolate o de fresa?
—De chocolate. —El niño se relamió, anticipando el placer—. ¡Sabes que es mi preferido!
Caso 7
Si el inciso del narrador termina en dos puntos, éstos se escriben tras la raya de cierre.
—Podría hacértelo de varias cosas. —La mujer pensó un rato y comenzó a enumerar—: de chocolate, de nata y fresas, de naranja, de queso. Tú eliges.
Caso 8
Cuando la intervención de un personaje es extensa y requiere punto y aparte, lo correcto es emplear comillas angulares invertidas para indicar que se trata del mismo parlamento:
—Cuando eras pequeño, el que más te gustaba era el de bizcocho relleno de nata —recordó su madre con nostalgia.
»Después dejó de gustarte porque un día te empachaste de tanto comer. Desde entonces no he vuelto a hacerlo.
Pero si queremos evitar estas complicaciones, podemos replantear el diálogo:
—Cuando eras pequeño, el que más te gustaba era el de bizcocho relleno de nata —recordó su madre con nostalgia. Luego añadió—: Después dejó de gustarte porque un día te empachaste de tanto comer. Desde entonces no he vuelto a hacerlo.
Caso 9
También se utilizan las comillas para encerrar los pensamientos de los personajes. Se debe separar con una coma el pensamiento encerrado entre comillas del verbo que le sigue.
«Tendré que buscar la receta», pensó la mujer.
Cualquier duda, puedes comentarla y la esclareceremos.
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